(extraido de Memorias de Venezuela. numero 13)
“CARAQUEÑOS, OTRA ÉPOCA COMIENZA” con esta frase Andrés Bello (1781-1865), precursor indiscutible de la emancipación cultural hispanoamericana, sintetizaba lo que seria la aceleración definitiva de la revolución independentista venezolana. Sumado a todo el movimiento insurgente antecedente desde la finales del siglo XVIII, la revolución tendría en el 19 de abril de 1810 el punto de no retorno frente a los amarres de la monarquía española.
Entra la noticia de la invasión Napoleónica a la península el secuestro del rey Fernando VII y la formación de un consejo de regencia que, a los ojos del cabildo de caracas se movía en la ilegalidad, los acontecimientos en la provincia de caracas tomarían un rimo avasallante. Vicente Emparan, capitán general, junto a las demás autoridades españolas serian retiradas del poder por los cabildantes y demás miembros de la élite caraqueña, apuntaladas por José Cortes de Madariaga, Francisco Salías, Juan
Germán Roscio y Miguel José Sanz, entre tantos otros.
La revolución tendría en el 5 de julio de 1811 un punto capital, en medio de la celebración del primer congreso de la república en la ciudad de caracas. Entre los debates y discusiones realizadas por los 30 diputado asistentes (Caracas, Barinas, Cumana, Margarita y Mérida) y varios representante de la iglesia, se llegaría al acuerdo medular: dar por definitiva la independencia del país del antiguo régimen. Sin embargo, la primera república tendría sus días contados.
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